lunes, 16 de noviembre de 2009

Desayuno con diamantes


Esta película es de esas que o se odian o se aman, permanecer indiferente ante ella es harto complicado, todo el metraje se desarrolla en el fino límite que separa lo sensible de lo ñoño. Basada en un relato de Truman Capote (señor con nombre rotundo, idolatrado en EEUU y antes de sus biopics, casi desconocido por aquí), en un tono aparentemente ligero y despreocupado trata sobre una serie de temas tremendamente serios, el más evidente de ellos sería la prostitución, tanto de ella como de él, tanto de cuerpo, como de mente, tema muy complejo que aquí es retratado con una brillantez sublime.

El reparto es aún más cuestionado que el argumento, Audrey Hepburn, musa para unos, insulsa para otros (hola Armin), representa a un tipo de mujer compleja, bajo una apariencia de completa simpleza se esconde una mujer frágil, sensible, que odia lo que es y anda perdida. Sobre su estilo se ha hablado muchísimo, unos consideran que era elegantísima, otros que estaba anoréxica, puede que todos tengan razón.

Mención especial para George Peppard, el inolvidable Coronel Annibal Smith, en el único papel que le he visto en el cine, su galante escritor que queda prendado del personaje interpretado por la Hepburn y para la canción que se repite a lo largo del film Moonriver, que luego popularizaría Andy Williams

Yo adoro esta película, de principio a fín, me parece una manera tan sutil de tratar temas muy profundos que por lo menos creo que merece ser vista una vez en la vida.

1 comentario: