domingo, 24 de febrero de 2013

Beatriz Talegón, autocrítica o demagogia



A raíz de estas declaraciones de Beatriz Talegón, la secretaria general de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas, he percibido entre la gente 2 tipos de reacciones que voy a intentar resumir de la mejor manera posible.

-Por una parte están las personas que creen en el discurso de Talegón, lo aplauden y lo ven como algo necesario. Para aparecer en el Congreso Internacional Socialista y cantarles las cuarenta a los líderes de los partidos socialistas europeos a la cara hace falta tener redaños. La clase política parece estar en un estado de enquistamiento que la ha llevado a un grado de credibilidad que anda por los suelos.

Los partidos políticos aglutinan a su alrededor grandes grupos de poder, bancos, medios de comunicación y empresas de diversa índole interactúan entre sí para obtener la mayor parte posible del pastel nacional. Esta infraestructura es tremendamente complicada de montar, por lo que la aparición de un nuevo partido, a nivel nacional, se antoja harto difícil.


Más sencilla sería la opción que propone la protagonista del artículo, renovar las bases de un partido ya existente, un acercamiento a la realidad de la calle por un partido que en sus siglas tiene, no olvidemos, la palabra Obrero.

Teóricamente esto está muy bien pero habría que estudiar la posibilidad de llevarlo a cabo,  cambiar una dinámica que lleva desarrollándose desde hace décadas, dejar paso a una nueva generación limpia... todo suena muy bien pero, ¿hasta qué punto es posible?

-Por otra parte se puede interpretar como una oportunidad para escalar a nivel del partido para Beatriz. Los entresijos de los partidos son, en parte conocidos, normalmente subir en el escalafón se hace acercándote a una figura en alza o destacando por alguna razón. Esto puede ser una maniobra para el 2º caso, destacar, atraer cuota mediática y llamar la atención de algún peso pesado del partido que la lleve de la mano a un cargo dirigente.

Promulgar unas ideas transgresoras cuando se está en un cargo con poca responsabilidad es muy sencillo, llevarlas a cabo cuando se consigue una Secretaría de Estado o un Ministerio parece, ahora mismo, una utopía.

Habrá que estar atento a la trayectoria de Beatriz Talegón, a ver si supone un soplo de aire fresco o una más de una larga lista de decepciones en la clase política.

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